El Archivo Municipal devuelve su integridad física a piezas únicas firmadas por reyes como Alfonso X, Alfonso XI o los Reyes Católicos, garantizando su conservación y su consulta digital para las generaciones futuras.
El Ayuntamiento de Plasencia ha presentado la restauración de nueve documentos de extraordinario valor histórico y patrimonial pertenecientes al Archivo Municipal. Se trata de una intervención que abarca piezas fechadas entre los siglos XIII y XVI, y que ha permitido recuperar materiales fundamentales para la comprensión de la historia de la ciudad, de Extremadura y de España.
El proyecto, cofinanciado por el Ayuntamiento de Plasencia y la Fundación IberArchivos, entidad en la que participa el Ministerio de Cultura, ha supuesto una inversión total de 17.787 euros, de los cuales el consistorio ha aportado un 57% y la fundación un 43%. Esta actuación se enmarca en las políticas municipales de conservación del patrimonio documental y forma parte del compromiso del Ayuntamiento con la preservación y difusión de la memoria histórica local.
“Una inversión en memoria y en futuro”
Durante la rueda de prensa, la concejala de Cultura, María Luisa Bermejo, destacó la relevancia del proyecto y la importancia de mantener vivas las raíces documentales de la ciudad.
“Los fondos del Archivo Municipal de Plasencia reflejan la importancia que tuvo nuestra ciudad en tiempos pasados, como cabecera de comarca, sede episcopal desde su fundación en 1186 y ciudad con voto en Cortes. Estos documentos no solo narran la historia local, sino que también son esenciales para estudiar la evolución de Extremadura y de España”, señaló Bermejo.
La concejala agradeció la implicación de la Fundación IberArchivos y subrayó la dificultad de obtener este tipo de subvenciones para archivos municipales de ciudades pequeñas.
“Hemos tenido la fortuna de que se nos concediera esta ayuda bienal, algo poco frecuente. Nuestro objetivo es continuar solicitándola para poder restaurar, poco a poco, todo el fondo histórico que custodia el archivo”, añadió.
Bermejo concluyó su intervención afirmando que este tipo de iniciativas son “el dinero mejor invertido, porque, aunque los resultados no siempre sean visibles para el gran público, garantizan la conservación de nuestro patrimonio más valioso: la memoria escrita de Plasencia”.
Tesoros recuperados: documentos de reyes y privilegios históricos
La archivera municipal, María Jesús Cámara, explicó que los documentos restaurados son piezas únicas, tanto por su contenido como por su materialidad. Entre ellos se encuentran auténticos tesoros de la historia de Plasencia, como la Carta de Hermandad entre Plasencia y Talavera, de 1274, los Cuadernos de Cortes del rey Alfonso XI (1329-1339 y 1345-1347), el documento de la reina María de Molina, de 1318, y la Real Provisión de 1488 otorgada por los Reyes Católicos, mediante la cual la ciudad se reincorporó a la Corona.
A estas piezas se suman dos confirmaciones de la reina Juana y el rey Felipe I, todas ellas con firmas autógrafas de los monarcas, lo que incrementa aún más su valor histórico y simbólico.
“Estos documentos estaban en una situación muy deteriorada, con un alto riesgo de pérdida de su información original. La restauración ha permitido devolverles su consistencia física y asegurar su conservación a largo plazo, además de facilitar su digitalización y difusión”, explicó Cámara.
La archivera recordó que todos los documentos restaurados han sido digitalizados y ya están disponibles para su consulta en la página web del Archivo Municipal, lo que permitirá a investigadores, estudiantes, periodistas y ciudadanos acceder a ellos de manera segura.
Restaurar para conservar: un proceso artesanal y científico
La intervención ha sido realizada por la restauradora Teresa González Suárez, especialista en conservación de archivos históricos, quien describió el proceso como “un trabajo artesanal, manual y muy técnico, que combina la precisión científica con el respeto absoluto a la autenticidad del documento”.
“No se trata solo de ponerlos bonitos, sino de devolverles la estabilidad material y frenar el deterioro. Nuestro objetivo es que lleguen en buenas condiciones a las generaciones futuras”, explicó González.
Los trabajos incluyeron la limpieza y estabilización de materiales como pergamino, papel, seda, lino o algodón, el refuerzo de bordes dañados, la consolidación de tintas inestables y la corrección de deformaciones provocadas por la humedad y el paso del tiempo. En algunos casos, fue necesario desdoblar pliegos antiguos o reforzar cosidos originales con técnicas y materiales compatibles.
La restauradora subrayó que todas las intervenciones se han realizado bajo criterios internacionalmente consensuados, garantizando la reversibilidad de los tratamientos —para que puedan retirarse en el futuro sin dañar los originales— y su discernibilidad, es decir, que las partes restauradas no se confundan con las originales.
“No podemos hacer pasar por original lo que no lo es. La restauración debe ser honesta y siempre documentada”, afirmó.
Entre las principales dificultades encontradas, González mencionó la conservación de sellos y tintas rojas aplicadas en el pasado por la Real Academia de la Historia, que requerían un tratamiento delicado para evitar su disolución.
Una labor interdisciplinar al servicio del patrimonio
La restauradora insistió en que este tipo de proyectos no son trabajos individuales, sino el resultado de una colaboración multidisciplinar entre archiveros, historiadores, restauradores, químicos, biólogos y fotógrafos.
“Cada documento es una obra viva. En su interior se descubren las técnicas e ingenios de quienes los elaboraron: cómo cosían con pergamino humedecido, cómo reforzaban los cuadernillos, cómo usaban fibras naturales. Restaurarlos es, en cierta forma, dialogar con quienes los crearon hace siglos”, comentó.
Además, los documentos han sido almacenados en carpetas y cajas de conservación con pH neutro y materiales estables, garantizando su protección a largo plazo frente a la luz, la humedad y los agentes externos.
Patrimonio accesible y vivo
Con esta actuación, el Archivo Municipal de Plasencia consolida su papel como custodio del patrimonio documental de la ciudad. “La restauración permite que los investigadores y ciudadanos puedan seguir consultando estos documentos, pero también los preserva para el futuro”, destacó María Jesús Cámara.
El Ayuntamiento prevé continuar solicitando ayudas en futuras convocatorias de IberArchivos para seguir restaurando piezas históricas. “Cada documento recuperado es una parte de nuestra identidad colectiva que vuelve a la vida”, concluyó la concejala de Cultura.